LITERATURA
ERA UN BAILONGO FLOR.
Era un
bailongo flor, haya en el bajo
donde
pa’entrar no había que ser decente.
Entreveraos
entre el grueso e’los presentes
andaba el
fiolo, el taquero y algún agente,
el abogao,
el juez de paz con su escribiente
que no voy
a nombrar, pa’ ser prudente.
Era un
ambiente pesao y ya en la puerta,
donde poder
dentrar, no era sencillo
por cada
faca, facón o algún cuchillo,
te
regalaban una copa de aguardiente.
Allí
quedaban guardáos los instrumentos,
como
violines esperando algún concierto.
Lo bueno
era cuando en noches de avería,
un
parroquiano crepaba "de repente”
en el
control exhaustivo de la entrada,
pa’
preservar lo seguro del ambiente,
por cada
faca, facón o algún cuchillo
te
regalaban “dos” copitas de aguardiente.
CARLOS PARRELLA
“Dedicado
a mi amigo Lorenzo Ogdon”