HISTORIA
LA CASA HISTÓRICA DE YAPEYÚ
Florencio de Basaldúa, quien la rescató del olvido.
Como con muchos lugares emblemáticos para nuestra historia la casa natal de José de San Martín también pasó por algunas vicisitudes hasta ser reconocida como tal. El "mayor responsable" de ese rescate histórico fue un hombre prácticamente desconocido: Florencio de Basaldúa, quien entre 1895 y 1899 investigó en Yapeyú, entrevistando a viejos pobladores que contaron sus tradiciones y así pudo ubicar el solar natal del Libertador. En su libro Pasado, Presente y Porvenir del Territorio de Misiones, publicado en 1899 nos cuenta:
“Como el Musulmán a la Meca, como los Cruzados de la Edad Media [...] contemplaban las murallas de Jerusalem que ansiaban conquistar, así nuestro ánimo, empapado en las homéricas campañas del gran capitán José de San Martín, sintió el corazón conmovido y el alma vibrante de nobles entusiasmos, cuando [...] me señalaron en lontananza el campanario de la iglesia de Yapeyú, [región] que es y será la Tierra Santa Argentina [...].
Durante muchos días, recorrimos pacientemente los ranchos del pueblo y su contorno, sonsacando [...] los datos que buscábamos, confrontando los dichos de uno con las afirmaciones del otro, hasta que, uniformadas las opiniones de los más ancianos, decidimos dar intervención al Juez de Paz [...].
“El terreno ocupado por las ruinas de esa casa fue vendido por la comisión municipal de Yapeyú. Una fracción pertenecía al anciano criollo don Cecilio Ruidíaz [...] digno heredero del histórico apellido del legendario Cid, quien a pesar de no poseer ningún otro bien raíz, desdeñó el dinero que le ofrecimos, y en cuanto se dio cuenta del valor de su tierra, y del interés patriótico con que los argentinos mirarían la readquisición de la cuna del Fundador de la Nación, quiso donarla al Estado. [...]
En el acto del 12 de octubre de 1899, de inauguración del monumento a San Martín, el anciano Ruidíaz, ante el juez de paz de Yapeyú, que actuaba como oficial público, otorgó escritura de donación de aquella reliquia al señor general de división don José Ignacio de Garmendia, representante del presidente de la república. Fue un acto sencillo y conmovedor.”
Sin embargo, la casa estaba ubicada también en otro terreno también vendido por el municipio... pero este propietario pidió una fortuna que Basaldúa se encargó de conseguir y así se pudo rescatar la casa o lo que quedaba de ella.
Lógicamente surgieron voces (autorizadas y de las otras) que negaron que esa fuera la casa, pero por una vez la tradición venció al academicismo. Años más tarde, se edificó el templete que hoy conocemos para resguardar las ruinas.
Florencio de Basaldúa era vasco nacido en 1853 y a sus 18 años vino a hacer la América. Adoptó la ciudadanía argentina, con genuina esperanza amó a la Argentina, como él repetía: su “Madre Patria de Adopción”. Hoy lo rescatamos por su profundo sentir sanmartiniano. Falleció en 1933 en Rawson donde formó familia y siguió sus actividades de agrimensor e ingeniero.
En las imágenes. La casa en 1892 y don Florencio de Basaldúa.
Por Roberto Colimodio.