Doctrina Social de la
Iglesia: ¿Un tema a debate?
No hay debate. Y debería haber. Hay que ir
más allá de adjetivos y descalificaciones y discutir en serio, con bases
sólidas, los temas que han hecho muy difícil la implementación generalizada de
esta Doctrina.
La visita del
Papa vuelve a poner en la mesa el tema de la Doctrina Social de la Iglesia. En
particular, en su alocución en Ciudad Juárez, dijo el Papa que la Doctrina
Social de la Iglesia no va en contra de nadie, sino a favor de todos. Y también
dijo que su implementación es muy difícil. Me encantaría poder decir que esto
ha puesto en el debate la pertinencia de la Doctrina Social de la Iglesia. Creo
que no ha habido tal debate. No ha habido una reacción clara al respecto, ni de
los empresarios católicos, ni de la jerarquía eclesiástica, ni los medios, ni
los organismos gremiales. Sus observaciones han sido recibidas con un silencio
ensordecedor. Y, creo yo, el tema merece el mayor de los respetos y un debate
serio, bien informado, sobre el tema.
Hay quien
considera irrelevante la alocución del Papa. Ciertamente, el Papa no es
infalible en temas de economía, de finanzas, o de conducción empresarial. Pero,
por otro lado, el Papa no vino a ofrecer recetas. Viene a recordarnos los
principios éticos que deben regir toda la actividad humana, no sólo la
empresarial. Del otro lado, no faltan los que dicen: ya habló el Papa, no queda
nada por debatir.
Yo creo que es
un hecho inobjetable que la Doctrina Social de la Iglesia, no se ha
implementado ampliamente. Se pueden citar algunos ejemplos aislados, de algunas
empresas muy grandes, que hacen una gran labor filantrópica. Quedaría por
discutir si efectivamente están haciendo una aplicación completa de la Doctrina
Social de la Iglesia. Es muy fácil tomar la posición de decir que los que no la
han implementado es porque son pecadores irredentos. “Ambiciosos, voraces,
amantes del lucro”, son los adjetivos que se usan para calificar a quienes no
han adoptado estos principios. Desgraciadamente, los adjetivos no sustituyen a
la razón. Para lograr un debate habría que admitir la posibilidad de que hay
obstáculos que deben ser resueltos en una implementación generalizada de estos
principios sociales.
De manera que
tenemos dos bandos. Los que consideran que es un tema que a la Iglesia no le
toca, haciendo un uso abusivo de la frase “A Dios lo que es de Dios y al César
lo que es del César” y, por el otro lado, los que consideran que no vale la
pena discutir con el otro bando, porque están cerrados y tienen razones
pecaminosas para no tomar parte en una discusión. En mi opinión, como muchas
veces, la posición correcta está en medio. Es necesario establecer un campo
común para poder debatir el tema social. Poner bases para la discusión, excluir
el uso de adjetivos y reconocer que hay temas que, como el propio Papa dijo,
son muy difíciles. Pero esta dificultad no debería de ser obstáculo para un
debate honesto y productivo.
Hay muchos temas
en los cuales debatir, y posiblemente requiera más de un artículo para atender
a todos. Me parece muy importante definir cuáles deberían participar en este
debate. Quienes escriben y difunden temas de la Doctrina Social de la Iglesia,
tienden a ser sociólogos y clérigos. Se ven pocos economistas y prácticamente
ningún especialista en administración de empresas. Se ven algunos empresarios,
pero no empresarios en pequeño, que son los que encuentran más dificultad en
aplicar esta Doctrina. Y pocos laicos.
Muchos de los
conceptos que se manejan, en las indicaciones para la implementación de esta
doctrina, no consideran cosas tan básicas como la contabilidad de costos, que
no es algo nuevo pero que es muy posterior a los primeros documentos de
Doctrina Social de la Iglesia. Los conceptos del Estado benefactor, que están
en quiebra prácticamente toda la humanidad, podrían también ser discutidos.
Muchas veces, entre los expositores, hay una grave confusión entre lo que le
toca a la sociedad y lo que le toca al gobierno. Lo cual ha llevado a algún
exponente de la Doctrina Social de la Iglesia a decir cosas como: “hay que
poner todos los medios de producción en manos del Estado”, haciendo una lectura
selectiva del concepto de respeto a la propiedad privada que está claramente
establecido en esta doctrina.
Hay que debatir
el papel de esta doctrina en el caso de las pequeñas empresas, que son las que
encuentran más difícil la aplicación de sus conceptos. Claramente, hay que dar
una respuesta, que sea factible llevar a cabo, a este nivel de empresas. Y, no
se nos olvide, que de 5 millones de empresas que hay en México, más de 4
millones son microempresas y sólo 50,000 son empresas grandes. Me imagino que
no se puede decir que esta doctrina sólo debe ser aplicada por las grandes
empresas. Una buena implementación debería de ser posible para todos los
tamaños de empresa. Por qué, si no es así, el mensaje para las pequeñas
empresas sería: “desaparezcan, porque no son capaces, no tienen las
posibilidades de cumplir con estos preceptos”. O, podría ser: “si tu empresa es
pequeña, no te preocupes de estos principios éticos”
Estoy consciente
de que he caricaturizado en alguna medida parte de los campos en debate. Un
poco para mostrar que hay materia suficiente para un debate. Un verdadero
debate, donde no se trate de vencer, sino de llegar a un terreno común, llegar
al terreno de lo práctico. Un debate que debería ser fundamentalmente llevado a
cabo por laicos, católicos y no católicos, de derecha e izquierda, de muchos
campos del conocimiento y con una amplísima participación de aquellos que
tienen que llevar a cabo los preceptos de esta doctrina y que conocen de
primera mano la situación y las dificultades a las que el propio Papa aludía.
Por Antonio Maza
Pereda (Red de Comunicadores Católicos) – 15/03/2016.
Fuente:
http://elobservadorenlinea.com/2016/03/doctrina-social-de-la-iglesia-un-tema-a-debate/