EFEMÉRIDE
Día del Artista Plástico
Argentino
3 de Noviembre
La Comisión Directiva de la Biblioteca Popular Rotaria
de Isidro Casanova saluda y felicita en su día a las y los Artistas Plásticos.
¡Feliz Día del
Artista Plástico Argentino!
Más información:
Día de las y los Artistas
Plásticos
Cada 21 de septiembre, se celebra el trabajo y
las obras de los hacedores de la plástica. Para homenajearlos, conversamos con
la investigadora e historiadora del arte, Laura Malosetti Costa, quien nos
cuenta más sobre los comienzos de la creación visual moderna en la Argentina y
el rol de la mujer en el escenario artístico de ayer y hoy.
Además
de la llegada de la primavera y el Día del Estudiante, cada
21 de septiembre también se celebra la figura de los y las artistas plásticos.
En los tres casos, seguramente, se encuentran algunas coincidencias que tienen
que ver con el cambio, el crecimiento, el desarrollo y la creatividad, tanto en
la naturaleza como en la actividad humana. Y, en relación con los y las
artistas, es eso mismo lo que se celebra.
La creación de
mundos y realidades, de la mano de los hacedores del arte plástico, va mucho
más allá de la mera existencia material. Son los
artistas quienes, mediante sus obras, componen y configuran otros tiempos y
espacios. A partir de ahí, hay una atractiva invitación para explorar y
reflexionar; plantear otras perspectivas; pensar de otras maneras posibles y,
por qué no, vivir de otro modo cuando el mundo cotidiano no
alcanza, no convence o simplemente satura y agota. En ese caso, qué mejor que
el arte para aprender a mirar más allá.
Prilidiano Pueyrredón. Un
alto en el campo (1861).
Si
bien en la Argentina también se celebra el "Día del Artista y la Artista
Plásticos" cada 3 de noviembre, en recuerdo del fallecimiento del pintor y
arquitecto argentino Prilidiano Pueyrredón (1823-1870), el comienzo de la
primavera -en este lado del hemisferio- también se eligió para honrar a
nuestros artistas de una manera más global y sin nacionalidades.
Sin embargo, en
este lado de la región, ¿desde cuándo hay arte? ¿Cómo se formaron nuestros
primeros creadores plásticos? ¿La mujer participaba sin condiciones o luchó por
un lugar históricamente de hombres? La reconocida investigadora e historiadora
del arte, Laura Malosetti Costa, nos acerca algunas respuestas para conocer un
poco más la historiografía artística argentina.
Laura Malosetti Costa. Foto: CONICET.
-¿Desde cuándo podríamos
definir que hay creación visual, en el sentido moderno, en nuestro
país? -Hubo pocos artistas
visuales en tiempos de la Colonia en lo que hoy es la Argentina. Más pintores
y escultores de imaginería religiosa hubo en Potosí, en la Quebrada de
Humahuaca, en el marquesado de Yavi o en Córdoba antes que, en Buenos Aires,
un puerto de escasa trascendencia cultural al menos hasta las guerras de
Independencia. Después, algunos artistas viajeros, sus discípulos, Prilidiano
Pueyrredón, un escenario de poca actividad artística, reservada casi en
exclusividad al retrato y cultivada por extranjeros en su mayoría. Es en las
últimas décadas del siglo XIX, a partir de la década de 1870, que comienza a
formarse una escena artística moderna (esa “segunda modernidad” inaugurada en
el siglo XIX) con sociedades de artistas, exposiciones, crítica y público. En
1876 se forma la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, a partir de la cual, en
pocos años, se organizan academia, exposiciones, debates en la prensa. Esos
artistas, en su mayoría hijos de inmigrantes (Eduardo Sívori, Eduardo
Schiaffino, Ernesto de la Cárcova, Ángel Della Valle entre ellos) luchan en
todos los frentes por instalar el “gusto por el arte” en Buenos Aires. En una
ciudad próspera y de pronto opulenta, su objetivo era corregir, gracias al
cultivo del arte, la música, la literatura, los males del excesivo
materialismo burgués. No solo procuran lograr un arte nacional, sino también
tener museos, espacios de exhibición, escuela, mercado, una escena pública
para las artes visuales. |
-En ese tipo de creación
no faltaron las tensiones entre lo nacional y lo extranjero. ¿Cómo se da esa
relación entre formarse afuera, en Europa (primeros modernos), y luego tener
la intención de crear algo propio regional/nacional? ¿Condicionó o aportó? -La tensión entre la
posibilidad de construir un arte nacional y el gusto por el arte europeo
estuvo siempre presente. En el siglo XIX se partía de un sobreentendido: no
había tradición artística local preexistente, de modo que el viaje a Europa
de los futuros artistas no se ponía en cuestión, sino más bien a cuál de
aquellos centros europeos debían ir: si Italia, España o Francia. Tras los
primeros becarios que viajan a Florencia (Martín Boneo, Claudio Lastra,
Emilio Agrelo, Francisco Cafferata) en su mayoría se dirigen a París que, por
entonces, emergía como el centro de irradiación de “lo nuevo”, aunque hubo
largos debates en la prensa con quienes sostenían que se debía viajar a Roma
o Florencia, la “cuna” de la tradición artística. Por otra parte, también
hubo grandes tensiones entre el mercado de arte europeo, y la preferencia de
los coleccionistas, y el reconocimiento (y la adquisición) de obras de
artistas argentinos. Eso fue muy difícil para los artistas argentinos, está
presente en todas sus polémicas y todos sus recuerdos y evocaciones: la
preferencia de los burgueses argentinos en general fue por el arte europeo,
aunque hubo excepciones. Lucharon mucho, y en especial Eduardo Schiaffino,
por instalar el arte argentino en las colecciones argentinas. |
Francesco P. Parisi, Los últimos
toques (1920).
-¿Cuál fue el rol de la mujer artista en esa primera
configuración de un "arte nacional"? ¿Hay reivindicaciones,
descubrimientos, revisionismos? ¿A quiénes destacarías?
El rol de las mujeres fue crucial,
aunque invisibilizado. Ellas fueron solo recordadas como “discípulas”,
“benefactoras”, “aficionadas”, aunque en mi investigación en los catálogos de
las primeras exposiciones de Buenos Aires, ellas tuvieron una presencia muy
importante (un tercio de quienes participaron en la exposición del Ateneo de
1894 fueron mujeres). Sin embargo, su memoria estaba borrada casi por completo,
sus obras no estaban en los museos. Por eso en el año 2000 titulé mi
presentación al Primer Congreso Iberoamericano de Estudios de las Mujeres que
organizaba el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad
de Filosofía y Letras de la UBA, “Una historia de Fantasmas”. Allí tomé el caso
de dos mujeres artistas de las que se habló muchísimo en la prensa y que
suscitaron debates intensos: Sofía Posadas (que pintó algunos desnudos
femeninos en 1891 que causaron enorme rechazo) y Diana Cid García, pintora
simbolista, admirada por Rubén Darío y durísimamente criticada por otros
escritores y artistas en los diarios. Ni una obra de ninguna de ellas se
encuentra en ningún museo argentino. Más tarde Georgina Gluzman hizo su tesis
de doctorado recuperando la memoria de las mujeres artistas de esa generación y
la siguiente (Trazos Invisibles, Biblos, 2016) y logró encontrar obra de
algunas de esas artistas en colecciones familiares y privadas. Este año
iba a inaugurarse una exposición dedicada a ellas en el MNBA, pero aún se
encuentra postergada por la situación de pandemia.
Juana Romani. Joven oriental (ca. 1888-1895).
-¿Cómo ves el panorama en el escenario plástico contemporáneo
sobre la diversidad de género? ¿Está cambiando, hay resistencias, todavía es un
mundo de hombres?
-Tradicionalmente se ha
considerado el mundo del arte como un club de hombres solos. Las primeras
intervenciones feministas en la historia del arte (Linda Nochlin, Griselda
Pollock y Roszika Parker) plantearon en los años 70 la pregunta de por qué no
hubo grandes mujeres artistas en la historia del arte. Incorporaron muchos
nombres y plantearon un problema que tuvo una trascendencia enorme,
considerable no sólo en lo inmediato en términos de incorporación de figuras
femeninas ocultas en la trama de la historia, sino además planteando un
problema mayor: la discusión del canon occidental mismo, un problema teórico
aún irresuelto. Hoy hay grandes artistas incorporadas al gran canon del arte.
Algunas del pasado y muchas del presente. Pero respecto de las artistas del
pasado, en la historiografía artística sigue irresuelto el problema del “genio”
asociado a ciertas peculiaridades psíquicas, a cierta excentricidad que
apartaría al artista del común de los mortales y lo volvería único y “genial”.
En las mujeres esas excentricidades fueron vistas como locura y más de una vez
llevaron a encerrarlas en el manicomio, como a Camille Claudel o Juana Romani,
recientemente reivindicada, a quien pusimos en primer plano en la exposición
"La Seducción Fatal" en el MNBA en 2014. En las últimas décadas se
han dado debates importantes y han surgido colectivos feministas, como Nosotras
Proponemos en la Argentina, exigiendo un lugar nuevo, no solo mayor visibilidad
en museos y exposiciones, sino planteando una posición radical respecto de las,
en apariencia inamovibles, “reglas del arte”.
Fuente
consultada
Ministerio de Cultura, Argentina.
https://www.cultura.gob.ar/dia-de-los-y-las-artistas-plasticos-9513/