Patrimonio urbano
La
historia de las arterias subterráneas de la Ciudad: cómo renuevan caños de más
de 100 años
Son las cloacas y los pluviales en la zona céntrica de la Ciudad. Usan
una técnica similar al stent coronario.
Caños del área central. Los cambian utilizando un sistema similar al de la colocación de stents coronarios
Dos enfermedades, el
cólera y la fiebre amarilla, provocaron la
muerte del 10 % de la población porteña. Sucedió entre 1867 y
principios de 1870 y fallecieron 18.000 personas, muchos de ellos, niños. El
agua, que no era potable, fue el propalador perfecto para que
estas enfermedades se convirtieran en epidemias. El Cementerio de la Chacarita
se creó en medio de esta crisis. La tragedia puso en evidencia la necesidad de contar
con un sistema de saneamiento moderno y decirle adiós, por
ejemplo, a uno de los oficios más representativos de la época, el de los
aguateros. También se dieron de baja los aljibes y pozos negros. Para llevar a
cabo el proyecto de saneamiento el gobierno de aquellos años contrató a un
inglés, John Bateman.
Fotos históricas. Renovación
caños del radio antiguo
Bateman se tomó un año para
trabajar en el proyecto definitivo. Lo presentó en 1872 y aquí se desató una
fuerte polémica que se extendió por seis años: políticos, empresarios,
profesionales y personalidades de la época discutieron los pro y los contra del
saneamiento propuesto por Bateman.
"En aquellas épocas había
dos tendencias: en algunos países usaban las aguas negras (cloacales) para
irrigar cultivos, otros las saneaban y las arrojaban a un curso de agua. Se
optó por la segunda opción: que las aguas fueran tratadas en una planta
que se encuentra en Wilde, y luego arrojadas al Río de la Plata", cuenta
el arquitecto Jorge Tartarini, de AySA. Como director del Museo del Agua y de
la Historia Sanitaria, es un experto en la temática. Aún hoy, las aguas negras
viajan 25 kilómetros hacia Wilde, por gravitación.
Renovación caños del radio antiguo.
Casi 140 años después, el
sistema continúa funcionando igual, con caños que comenzaron a
construirse en aquellos tiempos, la mayoría con un promedio
de 100 años de vida. Por ejemplo, los más pequeños, son de
terracota esmaltada -el esmalte se aplicaba como impermeabilizador-, hay más
grandes de ladrillos, y los de mayor envergadura están hechos de cemento
armado. "Son de una calidad espectacular, por eso siguen
funcionando", subraya Tartarini.
Renovación caños del radio
antiguo. Las marcas de las viejas cañerías.
En estos momentos la empresa AySA
trabaja en estos caños históricos, ubicados en lo que se conoce como
"Radio Antiguo": una gran porción de la Ciudad comprendida por los
barrios de San Telmo, Monserrat, San Nicolás, Retiro, Barracas, Constitución,
San Cristóbal, Balvanera y Recoleta. Estos conductos -que evacuan los desagües
cloacales y las aguas de lluvia por igual- cubren 1850 hectáreas,
alrededor del 9% del total de la Ciudad.
Para llevar a cabo los trabajos,
la empresa estatal desarrolló un sistema similar a la colocación de un stent
en las arterias de un cuerpo humano: "Se inserta una
tubería de PVC nueva, dentro de la existente. De esta manera se evita abrir
zanjas a cielo abierto. Es un trabajo de hormiga, que realiza el personal
manualmente", explicaron desde el equipo técnico.
Renovación caños del radio
antiguo. Fotos históricas
Eso sí, hacer
las obras demanda alrededor de un mes por cuadra. Ahora se
encuentra cerrada la calle Salta, entre Juan de Garay y Pavón. En la web de
AySA hay un cronograma donde se pueden consultar los cortes futuros.
Volviendo a las
obras originales en el "Radio Antiguo", por aquellos años sucedió
algo para lo que no se pudieron hacer previsiones: la explosión demográfica de
Buenos Aires, que en menos de 30 años pasó de ser casi una aldea a una
gran urbe. A fines de 1860 tenía 180 mil habitantes, pero para
principios del 1900, llegaba al millón.
"Para
1905 toda la infraestructura construida quedaba insuficiente. Por eso
en los años 20 se pone en funcionamiento una segunda red, que ya separaba lo
privado de la urbano (cloacas por un lado y rejillas por el otro). Esta segunda
red queda chica 10 años después, porque se da el fenómeno de conurbación. Es
así que a fines de los 40 se construye una tercera red", detalla
Tartarini.
Algo similar
ocurrió con el Palacio de Aguas Corrientes, la fabulosa
construcción ubicada en la manzana delimitada por Córdoba, Riobamba, Paraguay y
Ayacucho. "El edificio contenía doce tanques de agua. Se proyectó
en 1872 con la idea de suministrar agua a una población de 400 mil habitantes.
La construcción arrancó en 1886 y se inauguró en 1894, cuando ya había 800.000
vecinos y electricidad. Para ese momento había edificios de cinco pisos en
Avenida de Mayo y la potencia del agua ya era insuficiente para llegar a los
pisos superiores", grafica el arquitecto Tartarini.
Es decir que el
edificio de la calle Riobamba quedó obsoleto casi el mismo año de su
inauguración. Para ayudarlo a abastecer a la Ciudad, en 1915 y 1917 se
inauguraron otros dos grandes tanques, ubicados en Caballito y Villa Devoto.
También se los colocó en edificios de estilo, pero lejos de la grandilocuencia
del Palacio de Aguas.
El Palacio funcionó
como tanque hasta 1978. Fue declarado Monumento Histórico en 1987 y, además
de oficinas, tiene un pequeño y acogedor museo en el que se cuenta parte de la
historia de la Ciudad, la que transcurre en superficie y aquella que no se ve,
debajo de las baldosas porteñas.
Fuente:
https://www.clarin.com/ciudades/viaje-entranas-ciudad-renuevan-sistema-canos-subterraneos-funciona-hace-100-anos_0_ryzJXxx3Z.html