Personajes
La increíble historia de la última princesa Romanov, que vivió y murió
en Montevideo
En esta nota te contamos quién fue Ekaterina (Catalina) Ioánnovna
Romanova, y cómo terminó viviendo en el barrio de Carrasco.
Ekaterina
Ioánnovna Romanova heredera de la dinastía Romanov en su infancia en Serbia./
Reproducción del libro "Los rusos el Uruguay: historia y actualidad".
Se trata de una
historia marcada por la tragedia de la represión a los aristócratas, sobre todo
a los parientes de la familia Romanov, que durante tres siglos controló el
poder en Rusia, hasta que fue exterminada por los vientos revolucionaros que
culminaron en la toma del poder por los bolcheviques, el 7 de noviembre de
1917, del Palacio de Invierno de San Petersburgo, la capital del imperio, que
había sido fundada siglos antes por Pedro el Grande.
Ekaterina
Romanova había nacido el 25 de julio de 1915 en el histórico palacio de
Pávlovsk, uno de los principales de la familia imperial en la zona de San
Petersburgo, que Catalina la Grande regaló a su hijo, el futuro zar Pablo I.
Era tataranieta del zar Nicolás I, que reinó entre 1825 y 1855. En sus primeros
años de vida pasaba mucho tiempo jugando con el heredero al trono, el zarévich
Alexei, asesinado en la masacre de Ekaterimburg junto con su familia.
Al día siguiente
de aquella tragedia, el 18 de julio de 1918, en medio de la guerra civil que
siguió a la revolución rusa, en la ciudad de Alapáevsk, fue ejecutado
el padre de Ekaterina, el príncipe Joan Konstantinovich, junto con
media docena de grandes duques y príncipes de la dinastía Romanov.
Este hecho causó un gran
trauma en la vida de la princesa Ekaterina del que no
logró reponerse por el resto de su vida al recordar aquellos
sucesos de cuando era una niña.
De Moscú a Carrasco
Su madre, la
princesa Elena Petrovna, hermana de Alejandro el Unificador, rey de Yugoslavia,
se hizo arrestar en un intento inútil de salvar a su esposo. Estuvo detenida en
el Kremlin de Moscú y gracias a la intervención de la embajada de Noruega
consiguió ser liberada y obtuvo el permiso para irse de Rusia. Su madre, abuela
de Ekaterina la llevó a ella y a su hermano mayor Vsevolod a Suecia. Más tarde,
la princesa Elena se trasladó con los hijos desde Suecia a su patria, Serbia,
donde residieron ocho años. Para dar a los niños una buena formación, fue a
vivir a Francia y después a Gran Bretaña. En su libro, Gregory Koriolov
recuerda que la famosa Ninette de Valois daba clases de ballet en
Londres a la princesa Ekaterina.
Ekaterina Ioánnovna Romanova heredera de la dinastía Romanov muerta en Uruguay el 2007./ Reproducción del libro "Los rusos Uruguay: historia
Inglés y ruso
fueron los idiomas que mejor dominó la descendiente de los Romanov, aunque
también aprendió el francés, el serbio, el italiano y el español.
Con su madre,
Ekaterina viajaba con frecuencia a Italia donde conoció al marqués
Ruggiero Farace de Villaforesta, un diplomático de carrera con el que
se casó en 1937, a los 22 años. Del matrimonio nacieron Nicoletta (1938),
Fiametta (1942) y Giovanni (1943).
En 1963,
la cancillería italiana envió al marqués Farace como embajador al Uruguay,
donde la familia permaneció hasta la muerte del marqués, en 1970. En 1966 su
hija mayor Nicoletta se casó con un empresario uruguayo y sigue residiendo en
Montevideo. Su hermana Fiammetta se fue a vivir a Estados Unidos y su hermano
Giovanni a Francia.
Tras enviudar,
la princesa Romanova fue a vivir con su hija Fiammetta a Estados Unidos, pero
visitaba con frecuencia a Nicoletta en Uruguay y veía a sus nietos. En 1981,
Ekaterina (Catalina) decidió radicarse definitivamente en el barrio de
Carrasco, en Montevideo, donde viven muchos ricos uruguayos. También
iba varias veces por año a Punta del Este.
La vida, entre la pintura, gatos persas y nietos
Recuerdan que la
princesa “pintaba mucho e invariablemente tenía gatos persas, pero dedicaba la
mayor parte del tiempo a educar a sus nietos y a la lectura. Era una apasionada
por la música clásica y el cine. Tenía una vida social en la colectividad
británica de Uruguay”, escribe Koroliov en su libro.
La princesa puso
también en el centro de su vida la fe religiosa. Desarrolló una cercanía
espiritual con el padre Vladimir Shlenev, sacerdote de la Iglesia Ortodoxa
Rusa, quien como ella se había criado entre los emigrados rusos.
Koroliov
escribió que Ekaterina “amaba ardientemente a Rusia y seguía con atención las
noticias de nuestro país. Escuchaba las emisiones de los discursos del
presidente Vladimir Putin y se los traducía literalmente a su hija Nicoletta y
a sus nietos”.
Katerina Ioánnovna Romanova.
Reproducción del libro "Los rusos Uruguay: historia y actualidad".
El fuerte estrés
emocional, que los médicos estimaron “demasiado fuerte”, cuando recordaba la
historia de su familia, jugó un papel determinante en su decisión de no viajar
a San Petersburgo cuando en 1998 los miembros de la Casa Romanov fueron
invitados al entierro de sus familiares ejecutados ochenta años antes.
En su lugar viajó a representar a la familia en la ceremonia su hija Nicoletta.
La princesa
murió el 13 de marzo de 2007 en Montevideo a los 92 años. Sus
familiares y amigos organizaron una ceremonia privada con la participación del
padre Vladimir. Con su muerte se cortó también por línea femenina la
dinastía Romanov Konstatinovichi.
Pocos meses
después, en la catedral de la histórica fortaleza de San Pedro y San Pablo que
alberga en su catedral los restos de la dinastía Romanov, se llevó a cabo una
misa de réquiem en memoria de la Princesa Ekaterina. En la capital rusa, el
Patriarca de Moscú y Toda Rusia bendijo en una misa la memoria de la última
heredera de la dinastía que por tres siglos gobernó Rusia, hasta la revolución
de 1917.
Por
Julio Algañaraz
Fuente: Diario Clarín (16-11-2017) https://www.clarin.com/mundo/increible-historia-ultima-princesa-romanov-vivio-murio-montevideo_0_B1xWIZjkM.html