LITERATURA
NOTA PERIODÍSTICA
La argentina Magalí Etchebarne ganó el VIII Premio Ribera del Duero
El
libro de cuentos premiado, Una vida por delante, será publicado por la
editorial española Páginas de Espuma el próximo 8 de mayo en Argentina,
Bolivia, Chile, Colombia, España, México y Uruguay. “No hay una voz como la de
ella, es diferente, fresca, pero muy cuidada y literaria. Escribe con gran
inteligencia y humor", dijo Mariana Enriquez, presidenta del jurado, sobre
la ganadora. Sobre sus inquietudes literarias, Etchebarne señaló: "Me
interesa mostrar personajes que no pueden salir del dolor".
Magalí Etchebarne
“Desde que me enteré, no duermo”, confiesa desde el Círculo de
Bellas Artes de Madrid Magalí
Etchebarne, ganadora del VIII Premio Internacional Ribera del Duero con el
libro de relatos Una vida por
delante, que saldrá a la venta simultáneamente en Argentina, Bolivia,
Chile, Colombia, España, México y Uruguay el próximo 8 de mayo. La escritora
argentina –la tercera en obtener este premio que antes ganaron Samanta
Schweblin y Marcelo Luján-- sonríe y vuelve a su infancia en Remedios de
Escalada cuando a los once años su mamá la anotó en un concurso literario
organizado por La idea,
el periódico del barrio. “Lo curioso es que yo no escribía, pero como leía a
ella se le ocurrió que podía escribir. Entonces me senté a escribir un cuento
sobre una nena que quedaba atrapada dentro de un libro. Y gané. Al año
siguiente, volví a participar con la historia de una nena que tenía un novio
que estaba en silla de ruedas y una mañana lo va a buscar y él muere. Y gané
otra vez. ¡No puede ser que yo gane dos veces; no se está presentando nadie! Y
no volví a participar más”, revela Etchebarne a Página/12.
A diferencia de ese concurso literario del periódico de Remedios de Escalada,
en el Ribera del Duero, dotado de 25 mil euros y organizado por la editorial
Páginas de Espuma, se alcanzó una cifra récord de participación con 1.135 manuscritos
presentados, casi un 18 por ciento más que en la edición anterior, cuya
ganadora fue la narradora boliviana Liliana Colanzi con Ustedes brillan en lo oscuro. El jurado presidido por la
escritora Mariana Enriquez y compuesto además por el escritor español Carlos
Castán y la escritora mexicana Brenda Navarro destacó que Una vida por delante es
“un libro escrito con un humor auténtico que logra una construcción de imágenes
y unos personajes complejos con el cuidado que solo alguien que conoce y sabe
manejar el lenguaje puede hacer”. Enriquez subrayó que Etchebarne (Buenos
Aires, 1983) es de las autoras “más auténticas” que ha leído. “No hay una voz
como la de ella, es diferente, fresca, pero muy cuidada y literaria. Escribe
con gran inteligencia y humor. Hebe Uhart era una de las escritoras más
notables de la Argentina y ella decía: ‘Los escritores argentinos no escuchan y
se miran desde el ombligo’. Magalí escucha, escucha perfectamente; todas las
voces que compone son carnales”.
En el origen de
Etchebarne como escritora está el cuento, los dos que escribió para los
concursos del periódico La
idea, titulados “Fantasía” y “El más triste de los veranos”. “El cuento es
un género que me encanta leer y que me obsesiona. Siempre leo a las cuentistas
que me gustan mucho, como Alice Munro, Claire Keegan, Hebe Uhart y Liliana
Heker, para tratar de ver cómo lo hacen. Hay algo en la brevedad del cuento que
me parece muy potente y que también lo hace trágico”, explica la escritora que
estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires, trabaja como editora en
Penguin Random House y publicó el libro de cuentos Los mejores días (2017), que se convirtió en una
referencia en el cuento contemporáneo argentino, y el libro de poemas Cómo cocinar un lobo (2023),
una conmovedora propuesta en torno a la pérdida y al duelo, poemas que escribió
después de la muerte de su padre en 2018 y de su madre en 2020. “Cuando leo a
Hebe me pasa que si estoy trabada en la escritura siento que me libera; hay
algo en su voz que siempre me destraba”, reconoce Etchebarne.
Hace un mes, casi
a la par que se enteró de que era finalista, recibió el resultado de una
punción que despejó el horizonte de un cáncer, que tanto temía. “Hoy es un privilegio
poder hablar de este premio en un contexto social, político y económico como el
que estamos viviendo, donde no hay buenas noticias”, subraya la escritora y
revela que su proceso de escritura es “lento”, que muchas veces son meses o
años y que le gusta que el punto de partida, una escena que se le ocurre o que
ve y a la que le cuesta darle forma, se vaya transformando por lo que le va
pasando en su propia vida. En los cuatro cuentos de Una vida por delante hay mujeres atravesadas por
la madurez, el desamor, la enfermedad, la pérdida y la muerte. Dos amigas, una
correctora y una escritora, viajan a las cataratas del Iguazú para tratar de
escapar de la rutina en un pretendido paraíso que acaba convirtiéndose en
destino de turistas y de suicidas. Dos hermanas están decididas a arrojar las
cenizas de su madre al mar, pero el viaje de despedida deviene un trayecto muy
distinto. Una pareja vinculada a lo teatral forma un matrimonio que insiste en
continuar a pesar de los sucesivos conflictos. “Me interesa mostrar personajes que no pueden salir del
dolor. Hay discursos de autoayuda que hablan de la sanación y de aprender a
superar el dolor. A veces no se puede seguir adelante y la permanencia en el
dolor es también un tiempo que cuenta algo”, explica la escritora.
-¿El cuento de las dos hermanas que
deciden arrojan las cenizas de la madre al mar es autobiográfico? ¿Son las
cenizas de tu propia madre?
-No, porque está
enterrada, pero la muerte de mi madre fue como un quiebre en mi vida, sobre
todo porque murió en pandemia, en septiembre de 2020, en un contexto muy hostil
en el que todo era muy complicado. No la podíamos internar porque era muy
probable que no la pudiéramos ver por el tema del Covid. Todo el proceso de
deterioro y muerte fue en su casa y la cuidábamos mi hermana y yo. Esa
experiencia de haber asistido a la muerte de alguien me cambió la vida y
obviamente uno toma esa experiencia. Justo estos días hablé con Nora Moisenco,
que es una gran directora y maestra de actores y directores de teatro, y me
dijo algo que me parece que funciona muy bien para la escritura. Ella le dice a
los actores que “no tienen que hacer de”, sino que tiene que dejar que esos
personajes los habiten y prestarles algo. Hay mucho dolor que aparece en estos
cuentos que tiene que ver con dolores que les presté a los personajes.
Etchebarne revela
que descubrió asistiendo a su madre --y que había visto ya con su abuela-- que
con la cercanía de la muerte “se abre una suerte de acceso a la memoria muy
increíble” y emergen recuerdos que estuvieron “muy tapados” y que en esos días
finales aparecen con “mucha nitidez”, como una memoria casi paranormal. “¿Cómo
puede acordarse de esto de lo que no habló nunca antes? ¿En qué lugar estaba
guardado? Es muy llamativo todo lo que pasa en los días finales de alguien; es
un período de trastrocamiento del tiempo. Me gusta trabajar con la memoria y con la idea del
recuerdo; es algo que ya aparecía en los cuentos de Los mejores días”, confirma la
escritora y repasa lo difícil que fue para ella y su hermana desarmar la casa
de sus padres en Remedios de Escalada.
“Un librero me
contó que cuando vació la casa de sus padres encontró el diario de su madre,
donde había secretos y hasta encontró cartas con otros hombres. Yo pensé que si
me pasaba iba a tener material para la escritura. Pero lo que me pasó fue que
no encontré nada; ellos se llevaron sus secretos y vaciar la casa de Remedios
de Escalada, que fue la casa que construyeron mis abuelos, en la que vivieron
nuestros padres y nosotras, para ponerla en alquiler fue como reencontrarme con
los restos de una vida en común -reflexiona la ganadora del Premio
Internacional Ribera del Duero-. Es horrible vaciar una casa, creo que es de
las peores cosas que nos toca hacer. Sentís como si algo te pasara por encima
porque es psicológico, pero físico también. Me acuerdo que me dio mucha
impresión ver un peine de mi papá tirado; habían revuelto las bolsas y se
habían llevado otras cosas… No es que yo sea supersticiosa, pero también sentís
que te están viendo mientras vaciás la casa, como que están ahí. Los muertos no
están tan muertos como creemos”.
Fuente consultada
Diario Página 12, miércoles 20 de marzo de 2024.