LITERATURA
Relato de mi gallo Cocoreco
No fue tanta la tristeza, si
solo pensar que este era un hombre fiel ya me daba un placer que solo algunos
sienten, él solo quería su gallinita colorada.
Fueron corriendo los días y mi
gallinita me ponía un huevo por día y en el barrio no había perro que se le
animara a mi gallo y los borrachos del fondo, que otra no les quedaba tenían
que pelearse con mi Cocoreco para llegar a su casa.
Así quemábamos el tiempo, entre
juegos de carreras y buscando roña a los perros que pasaban, también algún
despistao que no lo conocía solíamos hacerle algunas travesuras.
Glorioso tiempo aquel que solo
pa´dormir nos separaban.
Extasiados, absortos de la vida
transitamos hasta que un día la desgracia nos despertó, mi gallo desapareció,
mil cosas atormentaban mi mente y hasta de algún accidente pensé o que algún
malandra me lo robó y buscándolo entre los campos, en un baldío vecino a donde
se juntaban los tomados, en una bolsita de plástico estaban las plumas que eran
de él y ahí supe que la pelea al final la terminaron ganando los muchachos.
Cosas de la vida, qué se puede decir
los dos siempre estaban peleando y a veces se sale ganando y otras veces en un
puchero con arroz.
Víctor Ibáñez
Salta 1966