LITERATURA & REFLEXIÓN
El viaje de Mamá
Mamá partió un día sin avisar,
como esas mariposas que alzan vuelo cuando el sol apenas despierta.
Desde entonces, la casa tiene un silencio distinto,
un eco suave de sus pasos que ya no suenan,
y una ausencia que se sienta en su sillón favorito.
Su taza sigue en la cocina,
con esa grieta que solo ella sabía esquivar,
y el reloj de la pared…
parece que camina más lento desde que no la ve.
Dicen que se fue al cielo,
pero yo prefiero pensar que está de viaje,
en un lugar hermoso donde no hay dolor ni despedidas,
donde el amor no se acaba, solo se transforma.
A veces siento su voz en el viento,
su caricia en los rayos del sol,
y en las noches más tristes,
una estrella parpadea como si me dijera:
"Sigo aquí, mi amor, no llores."
El viaje de mamá no tiene regreso,
pero tampoco tiene olvido.
Porque cuando alguien se va amando tanto,
se queda para siempre…
en el alma, en los recuerdos,
y en cada suspiro que nace del corazón.
Crédito al autor