EFEMÉRIDE
Día de la Bandera
El 20 de junio se conmemora
el Día de la Bandera en homenaje a Manuel Belgrano, quien
falleció ese mismo día en 1820.
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Biografía de Manuel Belgrano
Por Felipe Pigna
En estos días de tanta discusión y poco
debate se hace necesario recurrir a aquellos que pensaron el país antes que
nosotros. Recurrir al pensamiento de uno de nuestros padres fundadores, el
primero que pensó económicamente estas tierras, a las que soñó distintas,
prósperas y justas.
Se llamaba
Manuel Belgrano y había nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Estudió
en el Colegio de San Carlos y luego en España, en las Universidades de
Valladolid y Salamanca. Llegó a Europa en plena Revolución Francesa y
vivió intensamente el clima de ideas de la época.
Así pudo tomar contacto
con las ideas de Rousseau, Voltaire, Adam Smith y al fisiócrata Quesnay.
Se interesó
particularmente por la fisiocracia, que ponía el acento en la tierra como
fuente de riqueza y por el liberalismo de Adam Smith, que había escrito allá
por 1776 que “La riqueza de las Naciones” estaba fundamentalmente en el trabajo
de sus habitantes, en la capacidad de transformar las materias primas en
manufacturas. Belgrano pensó que ambas teorías eran complementarias en una
tierra con tanta riqueza natural por explotar.
En 1794 regresó a Buenos Aires con el
título de abogado y con el nombramiento de Primer Secretario del
Consulado, otorgado por el rey Carlos IV. El consulado era un organismo
colonial dedicado a fomentar y controlar las actividades económicas. Desde ese
puesto, Belgrano se propuso poner en práctica sus ideas. Había tomado clara conciencia
de la importancia de fomentar la educación y capacitar a la gente para
aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país. Creó escuelas de
dibujo técnico, de matemáticas y de náutica.
Las ideas
innovadoras de Belgrano quedarán reflejadas en sus informes anuales del
Consulado en los que tratará por todos los medios de fomentar la industria y
modificar el modelo de producción vigente.
Desconfiaba de
la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a muy poca
gente, no desarrolla a la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población
y concentraba la riqueza en pocas manos. Su obsesión era el fomento de la
agricultura y la industria.
Daba consejos de utilidad práctica para
el mejor rendimiento de la tierra recomendando que no se dejara la tierra en
barbecho, pues “el verdadero descanso de
ella es la mutación de producción” ... Aconsejaba el sistema que se usaba en aquel tiempo en Alemania,
que hacía de los curas párrocos verdaderos guías de los agricultores,
realizando éstos, gracias a sus conocimientos, experimentos de verdadera
utilidad, enseñándoles las prácticas más adelantadas.
Belgrano, el más
católico de todos nuestros próceres, entendía que estas eran funciones
esenciales de los curas que encuadraban dentro de su ministerio, “pues el mejor medio de socorrer la mendicidad y
miseria es prevenirla y atenderla en su origen”.
El secretario del Consulado proponía
proteger las artesanías e industrias locales subvencionándolas «un fondo con destino al labrador ya al tiempo de
las siembras como al de la recolección de frutos». Porque «La importación de mercancías que impiden el
consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva
tras sí necesariamente la ruina de una nación».
Esta era, a su
entender la única manera de evitar “los grandes monopolios que se ejecutan
en esta capital, por aquellos hombres que, desprendidos de todo amor hacia sus
semejantes, sólo aspiran a su interés particular, o nada les importa el que la
clase más útil al Estado, o como dicen los economistas, la clase productiva de
la sociedad, viva en la miseria y desnudez que es consiguiente a estos
procedimientos tan repugnantes a la naturaleza, y que la misma religión y las
leyes detestan».
En Memoria al
Consulado 1802 presentó todo un alegato industrialista: “Todas
las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus
estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva
forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después
venderlas.”
En unos de sus últimos
artículos en el Correo de Comercio, resaltaba la necesidad imperiosa de formar
un sólido mercado interno, condición necesaria para una equitativa distribución
de la riqueza: “El amor a la patria y nuestras obligaciones exigen de
nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos
importantes de la agricultura e industria por medio del comercio interno para
enriquecerse, enriqueciendo a la patria porque mal puede ésta salir del estado
de miseria si no se da valor a los objetos de cambio y por consiguiente, lejos
de hablar de utilidades, no sólo ven sus capitales perdidos, sino aun el jornal
que les corresponde. Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese
valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de
la Nación, porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los
mantiene en un precio ventajoso, así para el creador como para el consumidor,
de que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la
comodidad y la población como una consecuencia forzosa.”
Belgrano fue el primero por estos lares
en proponer a fines del siglo XVIII una verdadera Reforma Agraria basada en la
expropiación de las tierras baldías para entregarlas a los desposeídos: “es de necesidad poner los medios para que puedan
entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a
sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se
le dan propiedades ( …) que se podría obligar a la venta de los terrenos, que
no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las
plantaciones por los propietarios; y mucho más se les debería obligar a los que
tienen sus tierras enteramente desocupadas, y están colinderas con nuestras
poblaciones de campaña, cuyos habitadores están rodeados de grandes
propietarios y no tienen ni en común ni en particular ninguna de las
gracias que les concede la ley, motivo porque no adelantan …».
Se trata como
puede leerse de un pensamiento sabio, muy avanzado para la época, de una
actualidad que asombra y admira, la de aquel hombre que se nos fue un 20 de
junio de 1820 en medio de la indiferencia general, mientras en plena guerra
civil Buenos Aires tenía tres gobernadores en un mismo día, aquel genial Manuel
Belgrano que alcanzó a decir “Yo espero que
los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias.»
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Video: Belgrano. Hijo de la patria - Canal Encuentro (2)
Ver: https://www.youtube.com/watch?v=4k56q4DVYLY
Fuente consultada
1)- El Historiador, Biografía de
Manuel Belgrano.
https://elhistoriador.com.ar/manuel-belgrano-por-felipe-pigna/
2)- Youtube, Canal Encuentro,
Belgrano, Hijo de la Patria, Estreno del video 3 de junio de 2020.
“El 3 de junio de 1770, nació un hombre imprescindible para la
independencia de nuestro país. Manuel Belgrano fue militar, político,
intelectual, economista y un gran promotor de la educación gratuita, que se
atrevió incluso a proponer la formación de las mujeres. Al cumplirse 250 años
de su nacimiento y 200 de su muerte, el 2020 fue declarado como el Año del
General Manuel Belgrano.”
https://www.youtube.com/watch?v=4k56q4DVYLY
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Más información en web de la
biblioteca
http://bibliotecapopularrotaria.blogspot.com/2018/06/dia-de-la-bandera.html
http://bibliotecapopularrotaria.blogspot.com/2016/06/dia-de-la-bandera.html