EFEMÉRIDE & HISTORIA
1955 – 16 de Junio – 2025
El bombardeo a Plaza de Mayo y Casa de Gobierno
Por Felipe Pigna (1)
Aquel 16 de junio, Perón llegó como
todos los días muy temprano a la Casa Rosada. Empezó el día recibiendo al
director de la SIDE, general de brigada Carlos Benito Jáuregui. Las noticias
que traía el jefe de los espías eran preocupantes, pero no estaban confirmadas.
Perón decidió continuar con su actividad diaria y estar alerta a cualquier
aviso. Al terminar la reunión y mientras esperaba al embajador de los Estados
Unidos Albert Nufer, miró con cierto desgano la agenda oficial, sabiendo que
según le anticipó Jáuregui todo podía cambiar de un momento a otro.
Dudaba todavía cuando llegó el embajador
y comenzó una cordial entrevista. A eso de las nueve de la mañana, fueron
interrumpidos, un poco intempestivamente, por el general Lucero, quien ingresó
pidiendo disculpas con un marcado gesto de preocupación. Perón sabía que estaba
programado un desfile aéreo en desagravio a la bandera nacional y a la memoria
del Libertador José de San Martín por los destrozos producidos en la Catedral
donde descansan sus restos. Pero Lucero estaba en condiciones de confirmar las
sospechas del director de la SIDE: ese desfile podía ser aprovechado para
bombardear la Casa de Gobierno y a su principal ocupante. Convenció al
presidente de que se trasladara a su despacho en el Ministerio de Guerra,
cruzando la avenida Paseo Colón.
Desde su nueva ubicación, a las 12.40 en punto,
Perón pudo escuchar el sonido inconfundible de aviones de combate. Luego supo
que eran los Avro Lincoln y Catalinas de la escuadrilla de patrulleros Espora
de la Aviación Naval, coordinados por el almirante Samuel Toranzo Calderón y
comandados por el capitán de navío Enrique Noriega. Era un ruido inesperado,
nuevo en Buenos Aires que se estrenaba como la primera capital de Sudamérica en
ser bombardeada desde el aire por sus propias fuerzas armadas, curiosamente por
la Marina.
El plan de los golpistas era exhaustivo:
“1º El bombardeo de la Casa de Gobierno,
donde se presumía estaría el presidente.
2º El copamiento por parte de civiles de
edificios públicos y emisoras radiales.
3º El alzamiento de las unidades de
Entre Ríos a las órdenes del general León Bengoa.
4º La movilización de las unidades de la
Escuela de Artillería y de Aviación de Córdoba.
5º El alzamiento de la base naval de
Puerto Belgrano; y
7º El despliegue de unidades de
Infantería de Marina que atacarían por tierra posesionándose de edificios
públicos y otras unidades de Ejército.” 1
Los aviones atacantes llevaban pintadas
en sus colas una “V” y una cruz, que señalaban “Cristo Vence”. En la Plaza,
además de los apurados transeúntes, había algunas familias que se disponían a
presenciar el desfile aéreo. Nunca imaginaron que la parada militar tuviera un
carácter tan realista.
Las primeras bombas cayeron a pocos
metros de la Pirámide. Sobre la Casa Rosada cayeron en total 29 bombas, de
entre cincuenta y cien kilos cada una. Otra de ellas destrozó un trolebús
repleto de pasajeros.
Al enterarse de los hechos, la CGT
convocó a la Plaza a defender a Perón. El General trató de parar la
movilización; desde su puesto de comando en el Ministerio de Guerra, le ordenó
al mayor Cialceta que le pidiera a la CGT que no movilizara a los trabajadores
para evitar víctimas, pero ya era demasiado tarde. Perón tenía claro algo que
los dirigentes cegetistas parecían no ver. Sabía que los atacantes, lejos de
conmoverse por la barrera humana, dispararían criminalmente sobre la multitud
sin la menor contemplación.
A la tarde eran cientos los descamisados
reunidos para defender su gobierno en la histórica plaza, cuando una nueva
oleada de aviones espantó a las desconcertadas palomas y arrojó su mortífera
carga de nueve toneladas y media de explosivos sobre la multitud.
En la Plaza de Mayo y sus alrededores
quedaron los cuerpos de 355 civiles muertos, y los hospitales colapsaron por
los más de 600 heridos. Se había perpetrado el peor ataque terrorista de la
historia argentina. Sus autores eran “respetables” militares y civiles que se
frotaban las manos imaginándose el triunfo de un golpe militar que devolvería a
la “negrada”, a los “cabecitas”, a los lugares de los que nunca, según ellos
entendían, debieron haber salido.
Entre los autores intelectuales de aquel
horror, había varios civiles, unidos no precisamente por el amor sino por el
espanto que estaban dispuestos a provocar. Algunos de ellos eran el
socialdemócrata Américo Ghioldi, el radical unionista Miguel Ángel Zavala
Ortiz, el conservador Oscar Vichi y los nacionalistas católicos Mario Amadeo y
Luis María de Pablo Pardo, miembros fantasmales de una hipotética junta de
gobierno cívico-militar.
En el Ministerio de Marina, que había
sido el cuartel general de los golpistas, uno de los líderes de aquella
“revolución”, el vicealmirante de infantería Benjamín Gargiulo, decidió pegarse
un tiro, mientras que otro de los conspiradores, el almirante Aníbal Olivieri,
observaba por las ventanas cómo avanzaban sobre el edificio columnas de
trabajadores enardecidos y decididos a vengar a sus compañeros asesinados. El
marino tomó el teléfono aterrado y llamó al ministro de Guerra, el general
Lucero, y le dijo: “Intervenga. Mande hombres. Nos rendimos, pero evite que la
muchedumbre armada y enfurecida penetre en el edificio del Ministerio”. 2 Junto a Olivieri estaban sus
colaboradores más cercanos, los tenientes Emilio Eduardo Massera y Horacio
Mayorga, de triste futuro.
Otro almirante y responsable directo de
la masacre de Plaza de Mayo, Samuel Toranzo Calderón, fue degradado y condenado
a prisión por tiempo indeterminado. Al almirante Olivieri se lo destituyó y
condenó a un año y seis meses de “prisión menor”. Su defensor en el juicio fue
el contralmirante Isaac Francisco Rojas. Otros once oficiales fueron condenados
a reclusión por tiempo indeterminado. Pero el tiempo estaba determinado y todos
serían liberados, junto con sus cómplices, por los “libertadores”.
La versión de los asesinos barre con toda
capacidad de asombro. Un volante de la “Marina de Guerra en operaciones”,
titulado increíblemente “Responsabilidad de Perón y la CGT en la matanza de
Plaza de Mayo”, decía: “Comparando los acontecimientos con las declaraciones
del propio Perón, es fácil determinar quiénes son los culpables de la matanza
de civiles, durante los bombardeos de la Marina de Guerra. La Marina de Guerra
se sublevó, enviando al Gobierno un ultimátum de rendición. Al rechazar ese
ultimátum y apelar al Ejército, el Gobierno se colocaba en actitud beligerante.
Desde ese momento dos fuerzas militares lucharían. Perón sabía que la Marina no
salía a “desfilar”, sino a combatir a muerte. ¿Por qué motivo, entonces, Perón
permitió que la CGT, con criminal inconsciencia, convocara al Pueblo a Plaza de
Mayo…? ¿Cómo es posible que un jefe de Estado, sabiendo que su Sede sería
bombardeada, no tratara inmediatamente de evacuar la población civil…? ¿Cómo es
posible que los dirigentes de la CGT hayan sido tan criminales como para llevar
a la gente al matadero, sabiendo que con palos no se puede hacer frente a
aviones ni a ametralladoras…? Perón mismo lo ha dicho: Nosotros tuvimos
conocimiento de la rebelión y de sus planes unas horas antes… ¡Y conociendo la
rebelión y los planes de bombardeo, Perón hace que la CGT convoca a su querido
“pueblo” a Plaza de Mayo para ser quemado! Una sola cosa explica esta infamia:
Perón creyó que, a la vista del Pueblo, la Marina de Guerra desistiría de sus
propósitos. Es decir, que una vez más, Perón utilizó a los trabajadores como
escudo de sus designios…”
Si hasta aquí el lector se quedó sin
palabras, prepárese para lo que viene: “Si los radicales o ‘los clericales’
hubieran invadido la Casa de Gobierno, Perón hubiera tenido derecho a convocar
a la CGT: hubieran sido dos fuerzas civiles combatiendo en igualdad de
condiciones. Pero, desarrollándose la lucha entre fuerzas militares, convocar
al pueblo indefenso al teatro de las operaciones ¡¡Es criminal, infame, cobarde
y ruin!! Y la CGT que se prestó para esa carnicería es, conjuntamente con
Perón, responsable de esa canallada ante la clase trabajadora. No lo olvidará
jamás el Pueblo…3
Tras concretar su masacre, 110
tripulantes, entre ellos varios civiles como Zavala Ortiz, llegaban a
Montevideo a bordo de los 39 aviones con los cuales habían perpetrado la
masacre. Estos hombres, que habían demostrado su total desprecio por la vida
humana ametrallando a columnas enteras de trabajadores, recordaron
repentinamente en la Banda Oriental que existían los derechos humanos,
particularmente el de asilo.
Perón habló esa noche por la cadena nacional de
radio y televisión. En los pocos televisores que había en la Argentina se pudo
ver a un Perón desencajado, dolido, que decía: “lo más indignante es que hayan
tirado a mansalva contra el pueblo. […] Nosotros, como pueblo civilizado, no
podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión, sino por la reflexión
[…]. Para no ser criminales como ellos, les pido que estén tranquilos; que cada
uno vaya a su casa […]. Les pido que refrenen su propia ira; que se muerdan,
como me muerdo yo en estos momentos, que no cometan ningún desmán. No nos
perdonaríamos nosotros que a la infamia de nuestros enemigos le agregáramos
nuestra propia infamia […]. Los que tiraron contra el pueblo no son ni han sido
jamás soldados argentinos, porque los soldados argentinos no son traidores y
cobardes. La ley caerá inflexiblemente sobre ellos. Yo no he de dar un paso
para atemperar su culpa ni para atemperar la pena que les ha de corresponder
[…]. El pueblo no es el encargado de hacer justicia: debe confiar en mi palabra
de soldado […]. Sepamos cumplir como pueblo civilizado y dejar que la ley
castigue…”4
Referencias:
1 Daniel Rodríguez Lamas, La Revolución Libertadora, Buenos Aires,
Centro Editor de América Latina, 1985.
2 Juan Domingo Perón, Del poder al exilio, Buenos Aires,
edición clandestina, 1956.
3 Félix Lafiandra (recopilador), Los panfletos. Su aporte a la
Revolución Libertadora, Buenos Aires, Itinerarium, 1955.
4 La Prensa, 17 de junio de 1955.
-.-
Video: 16 de junio de 1955 | Bombas sobre Plaza de Mayo (2)
Ver: https://www.youtube.com/watch?v=Hm6VHwIwPhg
Video: EL BOMBARDEO A LA PLAZA DE MAYO EN 1955 (3)
Ver: https://www.youtube.com/watch?v=a_Be1W0oO6M
Fuente consultada
1)- Felipe Pigna, Los mitos de la historia argentina 4, Buenos
Aires, Planeta, págs. 330-336.
https://elhistoriador.com.ar/el-bombardeo-a-plaza-de-mayo-y-casa-de-gobierno/
2)- Youtube,
16 de junio de 1955/Bombas sobre Plaza de Mayo
https://www.youtube.com/watch?v=Hm6VHwIwPhg
3)- Youtube, Épocas
del mundo. El Bombardeo a la Plaza de Mayo en 1955.