lunes, 18 de febrero de 2019

Multiculturalidad

¿Qué se comprende hoy por multiculturalidad e interculturalidad?
La multiculturalidad bajo la óptica modernista. El multiculturalismo y la negación del otro.
El discurso de la modernidad en América Latina se sustenta en las ideas de progreso y desarrollo, así como también en la negación del otro, centrándose en conceptos netamente griegos Estado-Nación y del siglo XIX: Territorio e identidad nacional. Estas nociones son de vieja data. “los conflictos del multiculturalismo se vinculan históricamente a la “dialéctica de la negación del otro”, ese otro que puede ser indio, negro, mestizo, zambo, campesino, mujer o marginal urbano”: Martín Hopenhayn: “Multiculturalismo proactivo: una reflexión para iniciar el debate” (Nuevos Retos de las políticas culturales frente a la Globalización, Barcelona, España, 22-25 de noviembre de 2000).
En este sentido, la negación del otro en términos étnicos, sociales y culturales, transcurre y se desarrolla durante los períodos del descubrimiento, conquista, colonización y evangelización, y recorre la relación entre la metrópoli (España y Portugal) y la periferia (América Latina y el Caribe), sin embargo esto no culmina aquí, sino que se transforma durante toda nuestra historia republicana y en sus procesos de integración social y cultural Iberoamérica. Donde el fenómeno de lo multicultural se concibió y desarrolló desde sus orígenes hasta hoy como un eje de poder, de disciplina y de expropiación.
Todas estas consideraciones históricas son contempladas en este trabajo pues en América Latina coexiste a nivel general pueblos y cultural con un grado muy desigual de desarrollo; como bien lo planteó Alvin Toffler en el “Shock de futuro”, en el mundo coexiste civilizaciones que pertenecen a la primera ola sociedad agrícola-ganadera, simbolizada por la azada, la segunda es la sociedad de la revolución industrial, simbolizada por la cadena de montaje, y la tercera ola la sociedad del conocimiento y de la información, simbolizada por la computadora, aunque en una civilización puedan convivir a la vez, la primera con la segunda, o la segunda con la tercera.
En América Latina, la otra faceta del multiculturalismo se evidencia en el complejo proceso de mestizaje que es intrínseco en todos los procesos históricos, culturales, sociales y económicos de nuestros pueblos, el cual se complementa como una irrefutable realidad con un discurso autónomo que presupone lo multicultural y la mezcla de distintas razas, costumbres, formas de vida y de pensamiento.
Por ello, aunado a la leyenda negra sobre nuestro proceso histórico iberoamericano, subyace la irrefutable concepción de una patria mestiza que por sí misma implica lo multicultural y sus relaciones; es decir lo intercultural. Ventaja competitiva y estratégica esta que deberíamos potenciar y perfeccionar los iberoamericanos para el desarrollo de nuestros países.
Como bien mencionábamos anteriormente en el primer segmento del presente trabajo en América Latina y el Caribe coexiste y se mezclan la primera, la segunda y la tercera olas “...porque coexiste y se mezcla lo moderno con lo no moderno tanto en su cultura como en su economía; y porque la propia conciencia de la mayoría de los latinoamericanos está poblada de cruces lingüísticos o culturales...” (Martín Hopenhayn: “Multiculturalismo Proactivo: una reflexión para iniciar el debate” en Nuevos Retos de las políticas culturales frente a la Globalización, Barcelona, España, 22-25 de noviembre de 2000).
De esta manera lo multicultural y la interculturalidad en Iberoamérica “...debe entenderse a partir de la combinación de elementos culturales provenientes de las sociedades amerindias, europeas, africanas y otras...” (Martín Hopenhayn: “Multiculturalismo proactivo: una reflexión para iniciar el debate” en “Nuevos Retos de las políticas culturales frente a la Globalización, Barcelona”, España, 22-25 de noviembre de 2000). Por ello nos resulta muy apropiado mencionar las palabra que El escritor mexicano Carlos Fuentes señala que tiene, para América Latina, una "denominación muy complicada, difícil de pronunciar pero comprensiva por lo pronto, que es llamarnos indo-afro-iberoamérica; creo que incluye todas las tradiciones, todos los elementos que realmente componen nuestra cultura, nuestra raza, nuestra personalidad".
Multiculturalidad vista desde la perspectiva de la postmodernidad
El pasó de nuestros países hacia la postmodernidad; es decir hacia la era de la información o tercera ola, se ha acelerado gracias al desmoronamiento de los conceptos propugnados por la modernidad y a la globalización que ya borrado las fronteras entres nuestros pueblos.
Con el advenimiento de la globalización el ciudadano iberoamericano ha dejado “de ser sólo un depositario de derechos promovidos por el Estado de Derecho o el Estado Social, para convertirse en un sujeto que, a partir de lo que los derechos le permiten, busca participar en ámbitos de “empoderamiento” (empowerment) que va definiendo según su capacidad de gestión y según, también, cómo evalúa instrumentalmente el ámbito más propicio para la demanda que quiere gestionar.” (Martín Hopenhayn: “Multiculturalismo proactivo: una reflexión para iniciar el debate” en “Nuevos Retos de las políticas culturales frente a la Globalización”, Barcelona, España, 22-25 de noviembre de 2000).
Multiculturalismo proactivo: Por ello, en concordancia los conceptos planteados anteriormente coincidimos con la concepción del profesor Martín Hopenhayn, el cual plantea que perentoriamente el multiculturalismo y la interculturalidad debe entenderse “como un proceso proactivo que en el escenario de globalización y postmodernidad exacerba tanto el multiculturalismo (como realidad y como valor), como también las dificultades para asumirlo proactivamente”. Posteriormente manifiesta que el entiende por multiculturalismo proactivo: “...como una fuerza histórica positiva capaz de enriquecer el imaginario pluralista-democrático; avanzar hacia una mayor igualdad de oportunidades y al mismo tiempo hacia un mayor espacio para la afirmación de la diferencia”; por lo que una debilidad que otrora era considerada como una amenaza, se ha convertido en una fortaleza.
Hoy en día, el mestizaje en América Latina se ha convertido en una de las ventajas más competitivas que pueda tener cultura alguna en este planeta. Por lo que esto implica la elaboración, orientación e implementación de políticas públicas culturales aglutinantes donde todos los agentes culturales estén incluidos, donde la acción esté centrada en la reivindicación de los desposeídos, sin caer en la demagogia que tanto daño le ha hecho a nuestros pueblos. “Se trata de promover la igualdad en el cruce entre la justa distribución de potencialidades para afirmar la diferencia y la autonomía, y la justa distribución de bienes y servicios para satisfacer necesidades básicas y realizar los derechos sociales.” (Martín Hopenhayn)
En conclusión, se debe plantear la imperiosa necesidad de diseñar y aplicar políticas públicas culturales donde a través de los distintos agentes culturales se combinen en distintos campos de acción a nivel nacional e internacional. En relación con lo nacional se debe constituir una base jurídico-política desde la cual se puede avanzar en esta dirección, a través de la participación de todos los agentes culturales nacionales, estatales y municipales; en tanto que en el ámbito internacional, a través de las convenciones, foros, seminarios, tratados conferencia, etc., los agregados culturales actúen en función de agentes culturales en el exterior y/o como facilitadores para orientación, planificación, diseño de proyectos y programas que coadyuven al desarrollo – sostenible de nuestro pueblos, creando redes culturales que garanticen el libre fluido de la información.
¿La cultura es un medio o un fin del desarrollo? ¿Existe un modelo de desarrollo?
Antes de entran en materia precisaremos algunos conceptos fundamentales para el presente trabajo. ¿Qué se entiende por desarrollo? Consiste en el hecho de repotenciar y regular la actividad económica
Existen varios modelos de desarrollo; en los cuales, la cultura es concebida de formas muy distinta. Por razones metodológicas analizaremos, los más relevantes: El modelo socialista, el capitalista y la globalización.
El socialista-comunista, consiste en un gobierno central y un proceso de distribución equitativa de la riqueza y su pronta distribución.
Capitalista: países desarrollados y sub-desarrollados- CEPAL. El liberalismo económico, en particular, propugna un modelo rigurosamente uniforme de instituciones económicas y de políticas públicas para todos los países, ricos o pobres. Esta doctrina se apoya en la afirmación de que los beneficios económicos mutuos, para todos los estados activos en los mercados internacionales, serán máximos cuando dichos mercados estén libres de todo intervencionismo y de cualquier traba reglamentaria.
Globalización: Las contextualizaciones culturales e históricas afectan las condiciones económicas y de desarrollo. No hay desarrollo si no hay crecimiento económico (PIB, ingreso nacional neto y bruto, importaciones y exportaciones.
Para la perspectiva socialista- marxista la cultura es caracterizar superestructura o ideología; vale decir que constituye un medio para la difusión de los valores y de la ideología.
Para el desarrollo visto desde la perspectiva económica la cultura es vista como un medio para lograr el lucro; en este sentido los pueblos latinoamericanos, y en especial Venezuela desde hace unas décadas concebían la cultura asociada al factor económico, sin embargo, a partir de la Conferencia Intergubernamental de Estocolmo sobre Políticas Culturales para el Desarrollo se confirmó la importancia de llevar la cultura de "la situación marginal" en que se encuentra hacia el núcleo de la decisión política en pro del desarrollo sostenible; teniendo como objetivo primordial “ ... el refuerzo de la promoción y de la reflexión sobre las políticas culturales para el desarrollo...”; por lo tanto el objetivo final de esta declaración consiste en promover las políticas públicas que reconocen el papel crucial de la cultura en el desarrollo movilizando y compartiendo la información y el nuevo conocimiento en este ámbito, facilitando la elaboración de marcos de política más amplios, y reforzando el potencial local a este respecto.
La UNESCO como organismo internacional no diseña políticas culturales, tan sólo elabora marcos referenciales que los agentes culturales de todas las naciones deben adoptar para la orientación, definición, elaboración y aplicación de políticas públicas culturales. Afortunadamente hoy por hoy en Iberoamérica y en Venezuela se está despertando una conciencia creciente, a través de la participación de la sociedad civil, organizaciones sin ánimo de lucro, economía social, asociacionismo; es decir, nos referimos al tercer sector.
Este sector va creciendo cada vez más, mostrando su sólida presencia y su potencialidad en la sociedad y en la política, pues “...van tomando cuerpo en la reflexión sobre políticas culturales por su importancia social y por su peso en el conjunto de las actividades culturales y económicas...” (Alfons Martinell: “Los agentes culturales ante los nuevos retos de la gestión cultural” en Revista Periférica www.uca.es/extension/periferica.htm)
Por Lic. Nera González Ramírez y Prof. Lic. Josefina Mas
Fuente: Pensar Iberoamérica, Revista Cultural.