sábado, 15 de enero de 2022

Poesía

LITERATURA

Timón de piedra.

Que endurece el entrecejo.

Obligas a detener el barco en las tormentas.

Hartas de paciencia

las velas comienzan

el llanto estremecedor,

al no flamear.

Quedan como cuerpos

mojados, tiritando en medio

de la tempestad.

Temporal mismo,

que estalla vidrios de dolor.

Paralizando los latidos

de esos corazones

enamorados...

sin brújulas

ni timones de carne

que perduren en la eternidad.

Patricia Suñer