miércoles, 26 de julio de 2023

26 de Julio de 1822

HISTORIA

SAN MARTÍN Y BOLÍVAR, LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL

El 26 de julio de 1822 dos grandes protagonistas de la gesta independentista se encontraron en Guayaquil, en la actual República de Ecuador.

José de San Martín arribó el día anterior a la cita convenida con Simón Bolívar en aquella ciudad. Antes de desembarcar envió a tierra firme a uno de sus edecanes a notificar su presencia a Bolívar, quien días antes había entrado con su ejército y desplazado a la junta de gobierno local, anexando la provincia de Guayaquil a la Gran Colombia.

Aún a bordo a bordo de la “Macedonia”, la goleta de bandera peruana que lo trasladó desde Lima, San Martín recibió la primera comunicación de su ocasional anfitrión: “En este momento hemos tenido la muy satisfactoria sorpresa de saber que V.E. ha llegado a las aguas del Guayaquil. Mi satisfacción está turbada, sin embargo, porque no tendremos tiempo para preparar a V.E. una mínima parte de lo que se debe al Héroe del Sur, al Protector del Perú”.

Al día siguiente bajó a tierra con su comitiva. Bolívar lo esperaba en la casa Luzurraga, la confortable morada donde se hospedaría. Los jefes de las campañas libertadoras no se conocían, y había llegado la hora de resolver cómo terminar la guerra americana que llevaba ya doce años. Cara a cara, se aprestaban a enfrentar su propio destino en esa instancia crucial.

Sin embargo, la situación de ambos no era la misma. Bolívar llegaba a la cita entonado por las recientes victorias de Riobamba y Pichincha, que aseguraron la libertad de Ecuador. San Martín, en cambio, atravesaba un momento difícil en lo político y militar. El año anterior había entrado en Lima y declarado la independencia del Perú, pero los realistas se habían hecho fuertes en el las sierras y no contaba con fuerzas suficientes para enfrentarlos y liquidar el pelito. El gobierno de Buenos Aires hacía tiempo que le había quitado el apoyo.

Bolívar le había escrito diciéndole que “la guerra en Colombia está terminada, su ejército está pronto para marchar donde quiera que sus hermanos lo llamen, y muy particularmente a la patria de nuestros vecinos del Sur”. La expectativa sanmartiniana era, entonces, lograr el concurso de ese poderoso ejército para asestar el golpe final al enemigo, el objetivo que lo desvelaba. Confiaba en que Bolívar retribuiría el gesto que él había tenido cuando envió parte de su fuerza y sus mejores oficiales a reforzar las huestes bolivarianas. Sin embargo, no fue así; el módico apoyo que Bolívar estaba dispuesto a dar no alcanzaba para emprender con éxito el último tramo de la guerra. Para facilitar las cosas, San Martín ofreció ceder la jefatura y quedar como segundo de Bolívar, quien declinó el ofrecimiento. Al cabo de las tres reuniones a solas de la histórica entrevista que se extendió hasta el día siguiente, San Martín comprendió que era inútil insistir en su planteo y decidió dar un paso al costado. Algunas conjeturas aluden a posibles influencias masónicas en dicho desenlace, pero no está comprobado.

—Brindo por los dos hombres más grandes de la América del Sur, el general San Martín y yo —exclamó Bolívar, en el banquete de despedida que se ofreció el 27 de julio.

—Brindo por la pronta conclusión de la guerra, por la organización de las diferentes repúblicas del continente y por la salud del Libertador de Colombia —replicó San Martín a su turno.

Apenas comenzado el baile que se prolongaría hasta la madrugada, el visitante decidió emprender el regreso. Bolívar lo acompañó hasta el malecón; tras el abrazo de despedida, extrajo de su bolsillo una miniatura de marfil con su retrato y se la entregó en testimonio de amistad. Aquella imagen sería conservada por San Martín hasta el final de sus días.

No volverían a verse. San Martín regresó a Lima y renunció al Protectorado del Perú, marchándose inmediatamente a Chile para, desde allí, seguir camino a Mendoza. Comenzaba a recorrer su largo exilio. Con el campo despejado, el capítulo final de la guerra americana quedaba en manos de Simón Bolívar, que concluyó con la victoria de Ayacucho, en diciembre de 1824.

Lo convenido en aquella entrevista permaneció en secreto hasta que, en 1843, el capitán francés Gabriel Lafond de Lurcy publicó una carta de San Martín dirigida a Bolívar un mes después de la reunión, que aludía a lo tratado. Es probable que Lafond la publicara con la anuencia del Libertador, quien, muerto ya Bolívar, se consideraba liberado de mantener en reserva lo hablado, tal como habían acordado. Un año más tarde, en 1844, Juan Bautista Alberdi incluiría en un ensayo la misma carta. Desde Venezuela se negó la autenticidad del documento.

Simón Bolívar falleció el 17 de diciembre de 1830, camino al destierro. San Martín murió en Francia el 17 de agosto de 1850.

Esteban Dómina